No solemos pensar en meningitis cuando hablamos de problemas de salud en la juventud. Es más, probablemente la mayoría de las personas entre 16 y 25 años ni siquiera sepa que puede afectarlas directamente. Pero lo cierto es que los adolescentes y adultos jóvenes están entre los grupos de mayor riesgo para contraer meningitis meningocócica. No porque sean especialmente vulnerables, sino por sus hábitos: vivir en residencias, compartir bebida o comida, asistir a eventos masivos o no tener el calendario de vacunación actualizado.
Daniela, estudiante de 19 años, lo vivió en primera persona:
“Empecé con dolor de cabeza y algo de fiebre después de un fin de semana de viaje con amigos. No pensé que fuera nada. Cuando aparecieron manchas en la piel, ya estaba muy grave. Pasé diez días en UCI y casi pierdo la vida. Me salvé, pero tuve que volver a aprender muchas cosas. La meningitis fue un antes y un después”.
Historias como la de Daniela no son frecuentes, pero tampoco son aisladas. Y lo más grave: muchas podrían haberse evitado. Las vacunas frente a meningococo B y ACWY son efectivas y están disponibles, pero muchos jóvenes no las conocen, o no saben que deben solicitarlas.
La prevención también es autocuidado. La meningitis no entiende de edad, pero tú sí puedes decidir estar protegido.